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Desde que tengo uso de razón he sentido una gran atracción por el ferrocarril y todo lo que él conlleva.
Recuerdo que de niño el tren marcaba, a modo de reloj, todo mi quehacer diario; “levántate que ya ha llegado el tren de las nueve”; “sube a comer que ya ha salido el de las dos” o “ya es hora de irse a la cama que el último, el de las diez de la noche, hace mucho tiempo que llegó; eran frases que se repetían una y mil veces, todo ello debido a que mi casa se encontraba junto a la estación que FEVE tiene en Liérganes, en mi Cantabria natal.
Quizá fue por ello que el poseer un tren en miniatura fuese para mí más que un deseo una necesidad.
Con cinco años tuve mi primer tren eléctrico. Se trataba de un circuito de iniciación en escala HO de forma circular de la firma Jyesa, compuesto por una locomotora de vapor, dos vagones de mercancías y un coche de viajeros, alimentado por un transformador a pilas.
Aquel tren, que decoré con pegatinas de Dymo con inscripciones de FEVE, me parecía excesivamente grande, algo mazacote, casi un objeto contundente.
Pasaron los años y un buen día, en un anuncio de televisión, apareció, lo que para muchos españoles sería el espaldarazo definitivo a nuestra afición por el modelismo ferroviario, IBERTREN.
Días más tarde pude verlo en una juguetería. Su reducido tamaño, la existencia de los para mí desconocidos desvíos, y la posibilidad de tener una explotación lo suficientemente grande en un espacio controlable me fascinaron. Acababa de comenzar lo que más que una afición se convertiría en una pasión.
Llegado el verano de 1.975, y tras dos años de gran esfuerzo ahorrador, adquiero mi primer tren en escala N (3N según la definición de IBERTREN). Se trataba de un set de iniciación compuesto por la locomotora diesel Alco 2161 y tres coches (furgón, primera y segunda) “ochomiles” de RENFE, cortos, fuera de escala, al que añadí un desvío izquierda y un vagón borde alto de bogies cargado de arena.
Pronto adquirí más locomotoras, más vagones y conocí nuevas marcas; LIMA, ROCO, FLEISCHMANN, MINITRIX, ARNOLD... que hicieron que me pasase al 2N, o simplemente N, y que el tema de mi ferrocarril no se ciñese sólo a la RENFE sino que se extendiera a todas las compañías europeas, en lo geográfico, de ahí que lo bautizara con el nombre de EURO N, y desde el final de la SGM a nuestros días, en lo cronológico.
Han pasado ya casi treinta años desde aquel verano de 1.975 y mi colección y afición por la escala N no han cesado de crecer; soy socio fundador del CLUB N DE MODELISMO FERROVIARIO DE BADAJOZ, probablemente el único dedicado en exclusiva a nuestra escala en España, del que celebramos este año su décimo aniversario, y también soy miembro del N CLUB INTERNATIONAL de Alemania que al igual que el anterior cumple en este 2002 su primera década de existencia.
Hoy doy un nuevo paso en este mundo del modelismo ferroviario con la creación de www.euro-n.com, un portal dedicado en exclusiva a la escala N.